Rafel Ginard: Sant Salvador, Artà
Artà

Aunque en estas líneas el Padre Ginard rememora unos acontecimientos luctuosos, La flora de San Salvador es una declaración de amor al paisaje de Artà, pueblo de adopción del escritor donde vivió la gran parte de su vida.

Frente a las cuevas prehistóricas de Sant Salvador hay una plaza enlutada de cipreses. No podemos pasar por alto ese plantel de cipreses jóvenes que hacen guardia permanente en la cruz de los artanenses inmolados en la guerra de 1936-39. Uniformados con ropas fúnebres, estos cipreses bailan, según la melodía y la fuerza del viento, la danza de la muerte en honor de los catorce muertos. Bailan rígidos, ceremoniosos, sin descomponerse ni un pliego del vestido.

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La plaza de los cipreses es un cementerio simbólico, un verdadero lugar sagrado. Se abre delante de unas cuevas prehistóricas laceadas de alcaparras. Unas murallas del siglo XVI sirven de respaldo a esta plaza y rodean un santuario de la Virgen. Por aquí nació el pueblo de Artà. El tiempo ha tejido en las murallas una heroica ornamentación de chumberas, acebuches, aladiernas, hinojo y orejas de liebre, olivardas, tomatillos del diablo, algarrobos, almeces y palmeras.

"La flora de Sant Salvador" a Croquis artanencs, Bellpuig, 1960 

Traducido por Sebastià Vidal. Recitado por Miquel Pastor.

Rafel Ginard i Bauçà

(Sant Joan, 1899 – Artà, 1976). Escritor y folklorista. Estudió en el seminario de Mallorca e ingresó en el orden franciscano. Estuvo en el convento de Sant Francesc de Artá desde 1913 y hasta su muerte. En 1929 publicó el conjunto de Croquis artanencs, un modelo equilibrado entre prosa culta y popular, en la que se recopilan las colaboraciones realizadas para la revista “Llevant” desde 1926. Dedicó innúmeros textos al paisaje de Artá, que le fascinaba. De com era infant (1932) recoge sus memorias de infancia, muy diferentes a las idealizadas memorias de Llorenç Riber: Ginard, en contraste, presenta la vida en un pueblecito de Mallorca a principios del XX, en una narración realista donde no embellece, en absoluto, las penurias y estrecheces padecidas. Optó a los Jocs Florals y fue premiado en varias ocasiones. Durante cuatro décadas se dedicó a la labor exhaustiva de recopilar la poesía popular mallorquina, y fruto de ésta son los cuatro volúmenes del imponente Cançoner popular de Mallorca, publicados con la imprescindible colaboración y complicidad del editor Francesc de Borja Moll, entre 1966 y 1975.

Los cipreses, originarios del Mediterráneo oriental, tienen aquí un regusto fúnebre. Según el mismo Ginard, hacen referencia a los 14 muertos del bando franquista, una cifra que curiosamente coincide con los 14 asesinados y olvidados republicanos de Artá, que recoge el escritor Llorenç Capellà en el Diccionari vermell. De esta manera, la prosa de Ginard aúna  paisaje y memoria histórica.

Rafel Ginard en Artà

Los Croquis artanencs aparecion por primera vez en la revista Llevant entre 1926 y 1929, y su autor los retomó en la revista Bellpuig a partir de 1960. Se trata de una muestra de prosa novocentista, que combina contenidos de folclore, prosa poética, descripción del paisaje... Su segunda edición fue saludada por Josep Sureda i Blanes, que curiosamente comparó a Ginard con el mismo Paul Morand, que en esos años había escrito en Mallorca su crónica de viaje por la isla. Artá tenía una larga tradición de estudiosos de  botánica, sobre toto el boticario Pujamunt, Llorenç Garcies Font, que publicó artículos sobre la flora de Artá en revistas científicas de la primera mitad del siglo XX. Ginard, enamorado del paisaje, demuestra en sus artículos de esta serie dedicada a Sant Salvador, amplios conocimientos de botánica.

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