Baltasar Porcel plasmó en El emperador o El ojo del ciclón uno de los eventos más trágicos de la historia de Mallorca, basado en los hechos luctuosos acontecidos en la isla de Cabrera durante las guerras napoleónicas.

Ahora, en 1848, tengo casi sesenta años, mientras que en 1809 tenía veinte: entonces mi bien posible, con la esperanza que lo empuja, quedó hundido en aquella isla balear desierta, Cabrera espectral, y en cambio desde aquel momento me he aferrado a todas las insignificancias cotidianas que sean asequibles. Soy talmente el ratón que confunde cualquier ruido con un peligro y corre a esconderse a su pequeña guarida.

De Cabrera, recuerdo perenne el chillido de las gaviotas  haciendo eses arriba en el cielo, como si los ogros las enviasen de más arriba para amenazarnos; la grávida salinidad del aire, una insidia invisible y tangible, la obsesiva magnificencia del mar, como las gargantas de los sueños: parecía que las aguas se podrían abrir por cualquier lado, que el mar te pegaría un mordisco; el espantoso hedor humano: te acercabas a un cuerpo y le apestaba el aliento, el sexo, las manos, reconocías a cada persona por su peste peculiar más que por sus características, que todo el mundo ya había perdido demacrado y febril, o por la voz ya convertida también en roncos balbuceos. Y recuerdo a Gérard de Fleury voraginoso...

L’emperador o L’ull del vent, 2001

Traducido por Neus Adrian.

(Andratx, 1937 - Barcelona, 2009). Baltasar Porcel es autor de novelas y cuentos, de libros de viajes, artículos de opinión, entrevistas y teatro. A partir de 1960, residió en Barcelona para tener opción a dedicarse de manera profesional a la literatura. De esta primera época son muy interesantes las entrevistas que publicaba en las revistas Serra d’Or y Destino. A pesar de que se estrenó como escritor con una obra de teatro, Els condemnats (1959), el centro de su producción literaria es la narrativa. El hombre y sus pasiones son el motivo profundo de sus novelas que despliega a través de varios escenarios, sobre los que destaca Andratx, su pueblo natal. En su primera novela, Solnegre, se crea el mito de este territorio simbólico: describe un mundo tradicional sobre el que construye una particular mitología rural y marítima que le sirve para enfrentarse a la profunda transformación de las islas en los últimos cincuenta años.

Viajero incansable, Porcel describió también otros escenarios, sobre todo Barcelona y las crónicas de sus estancias y vivencias, especialmente en lugares del Mediterráneo. Porcel es una de las voces más potentes de la literatura catalana del último siglo, y su obra ha sido merecedora de los premios más importantes de la literatura en catalán. El escritor murió en Barcelona en el 2009. En su obra, Porcel ha plasmado alguno de los eventos más trágicos de la historia de Mallorca, como es el caso de El emperador o L’ull del vent (2001), que se basa en los hechos luctuosos acontecidos en la isla de Cabrera durante las guerras napoleónicas.

Actualmente, por sus valores naturales, históricos, etnográficos y arqueológicos el Parque Nacional Marítimo-Terrestre del Archipiélago de Cabrera es uno de los parajes más emblemáticos de Mallorca. En el siglo XIX, durante la Guerra de la Independencia, la isla de Cabrera fue el lugar de encarcelamiento y aislamiento de prisioneros del ejército napoleónico derrotado. Un monumento y los restos de las barracas construidas recuerdan este hito histórico por el cual la isla se convirtió, entre 1809 y 1914, en un lugar inhóspito y de cautiverio. Posteriormente, a finales del siglo, la isla pasó a ser de propiedad privada. Se construyeron casas y el terreno se aprovechó para viñas y la construcción de una bodega. Otros elementos que destacan son el castillo del siglo XV y el faro de Enciola. Expropiado el archipiélago a principios del siglo XX, no se declaró parque Nacional hasta 1991.