¡Un lugar de leyenda!
Ramon Burguès-Safortesa i Fuster, conocido con el apodo de El Conde Mal por su crueldad, tenía un casal en Palma al lado del convento de Santa Clara. Cuentan que ordenó a los diablitos que le construyeran una torre desde la que podía vigilar a Margalida, una monja del convento de quien estaba enamorado. Los diablitos construyeron la torre tan alta que los jurados de Palma, escandalizados, ordenaron parar las obras y les obligaron a rebajarla. Hay también un romance antiguo que habla de un pasadizo subterráneo entre el convento y la casa del mal conde, llamado Can Formiguera. ¿Lo debía usar el conde para entrar en el convento, escondido entre las sombras?
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