¡Un lugar de leyenda!

Siglos atrás, los piratas desembarcaron al lado de la cueva Foradada, en la finca de Sa Duaia de Artà, y cogieron a un pastor que guardaba las cabras por aquellas inmediaciones. Los piratas estaban tan hambrientos que lo primero que hicieron fue meter a una de las cabras en la olla para almorzar. El pastor sabía que cerca había un compañero con su rebaño y, para avisarle, empezó a tocar el flabiol y a cantar. Los piratas, como no le entendían, pensaron que les hacía un concierto y le dejaron cantar. Rápidamente, en la villa se enteraron de lo que ocurría y muchos fueron a ayudar al pastor de Sa Duaia. ¡Qué avispado!

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