¡Un lugar de leyenda!

En las casas tan grandes como las de las posesiones algunas veces se viven escenas de miedo que al final resulta que no lo son. Esto es lo que sucedió hace muchos años en Son Fortesa, donde todos los que estaban pasando la velada delante de la chimenea oyeron, una noche, unos repiques misteriosos que procedían de las salas de arriba. Se armaron todos de valor, de escopetas y palos y subieron atemorizados a comprobar qué era aquel ding dong... Al final resultó ser un gato juguetón que armaba jaleo con los cencerros de las ovejas que el payés guardaba allí. 

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