En la novela de Palma per antonomasia, La ciudad desvanecida, Mario Verdaguer recuerda cómo fueron el Born y la actual plaza de la Reina.
Si recuerdo cómo estaba el Borne hace cincuenta años, experimento, ante todo, una impresión de sorpresa, al ver que ha podido cambiar tanto sin que me haya dado cuenta. Los árboles han venido sacando cada año hojas nuevas y han ido creciendo, y el tiempo, como un río invisible, ha ido pasando por el centro del paseo, llevándose silenciosamente coses que parecían indestructibles y acarreando otras nuevas que, poca a poca, se ha ido incrustando en aquel lugar y han acabado por parecer que habían estado siempre allí. Y es que la vida en una paradoja. Aquello que parecía solido e indestructible desaparició al más pequeño soplo del azar y lo que parecía pasajero y endeble todavía perdura...
La ciudad desvanecida (1953)
Recitado por José Carlos Llop.
(Maó, 1885 – Barcelona, 1963). Hombre polifacético e intelectual completo, Mario Verdaguer fue escritor y traductor, pintor y colaborador asiduo en la prensa. Su vida transcurrió entre Maó, la ciudad donde nació, Barcelona y Palma. La Guerra Civil le trajo a Palma en busca de refugio para poder continuar creando, a pesar de que su obra perdió desde entonces el optimismo de los primeros años.
La ciudad desvanecida (1953) es su novela más célebre, premiada por el Círculo Mallorquín en 1952 en el Certamen Literario convocado para celebrar su centenario. Verdaguer recoge en ella recuerdos de Palma de su infancia, trazando un recorrido nostálgico y sentimental por una ciudad que se había ido transformando radicalmente, a caballo entre los cambios sociales y económicos de las últimas décadas. La mirada del autor convierte la ciudad en literatura, con descripciones de espacios y personajes que hacen de ella un testimonio excelente de la memoria sentimental de la ciudad.
Verdaguer también es autor de otras obras centradas en Mallorca, como La isla de oro (de 1926), ambientada en la Mallorca del Archiduque, o Un verano en Mallorca (de 1959).
El Paseo del Born es hoy una de las principales vías turísticas y comerciales de la ciudad. Aunque su nombre recuerde el campo de combate entre caballeros medievales, el Born de Palma nunca tuvo ese uso. El espacio que hoy ocupa el paseo era siglos atrás una estrecha y profunda cala, en la que desembocaba el torrente de Sa Riera. Desde el siglo XVII, el Born ha sido destinado a la celebración de actos públicos, ocio y vida colectiva. Ha sido y es un referente en la vida palmesana como punto de encuentro. También de tertulia literaria en los cafés y bares del entorno, como en el Riskal, lugar de reunión para los escritores que protagonizaron la recuperación literaria en Mallorca durante el franquismo.
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