¡Un lugar de leyenda!

Cuenta la leyenda que la imagen de la Virgen del santuario de Lluc la encontró un pastorcito que se llamaba Lluc. Sus padres eran sarracenos y habían muerto en tiempos de la conquista del rey En Jaume. Lluc se había convertido al cristianismo y a menudo ayudaba a decir misa al cura de la iglesia de Sant Pere de Escorca, quien lo apreciaba mucho, puesto que era un niño muy bueno. Un sábado, al ponerse el sol, Lluc rezaba sus oraciones habituales cuando escuchó unos cánticos que procedían de una nube de polvillo blanco que se erigía desde el suelo en forma de columna. Corrió a la posesión para explicárselo a l’amo y a los mensajeros, pero todos se burlaron de él. Aun así, Lluc insistía en lo que había oído. El viejo cura de Sant Pere lo acompañó y descubrieron la imagen de la Virgen en el lugar donde se erigía la columna resplandeciente. Justo ahí se levantó el santuario de la Mare de Déu de Lluc, un lugar sagrado en Mallorca que visitan cada año miles de personas.

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