Cuenta la leyenda que...

«Lo llaman y lo llamaban de muchas maneras: Beato Ramon, por su religiosidad; el Doctor Iluminado, por la profundidad de su pensamiento; Ramon lo foll, por las ideas que a veces parecían extravagantes; reverendo maestre, por su autoridad en muchos saberes; o Barbaflorida, por la larga barba blanca que le colgaba hasta la cintura...

Lo cierto es que Ramon Llull subía a menudo al puig de Randa para meditar y escribir al abrigo de una cueva solitaria. Era un hombre sabio y tenaz. Escribía sus pensamientos sin descanso en pergaminos que amarilleaban. Sin embargo, a veces el pergamino se acababa antes de poder expresar todo lo que sentía…»

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