En "Paisajes", Guillem de Efak ofrece una vista panorámica de la vida cotidiana de Manacor, dejando patente cuan arraigado estaba a su tierra.
Ya está clareando,
uno tras otro
se encienden los gallos,
se apagan los grillos.
Uno tras otro
se encienden los cirios
encima del altar.
Una tras la otra
se van las viejitas
a misa del alba.
Mientras unos ponen los arreos,
ya ha salido un carro
hacia los campos.
Ya está clareando.
El mulo conoce el camino
que lleva al campo.
Desbastaduras
polvillo
de serrín.
La lucha
con la cola de carpintero
y con el destornillador.
El mar le ha hecho la raya y
le ha peinado
-demasiada agua quizás-.
Plantado en mitad de la sonrisa
lleva el cigarrillo
primero de la vida.
Quiere ser carpintero
y empieza hoy el aprendiz.
Camina y se da prisa
hacia el taller.
Camina y sueña
la rueda del carro
que un día
sabrá hacer.
“Paisatges” Tampoc el foc, 1995
Traducido por Sebastià Vidal.
(Asobla, Guinea Española, 1929 – Palma, 1995). Escritor, cantante, actor, más conocido con el sobrenombre de Guillem d’Efak. Su familia se estableció en 1932 en Manacor, el hogar paterno, y de ahí que Guillem trabase amistad con otros escritores como Miquel Àngel Riera o Jaume Vidal Alcover. En 1964 se instaló en Barcelona, donde formó parte de los Setze Jutges y partició en conciertos en la Cova del Drac, especialmente. También participó en algunas películas como actor. En 1980 regresó a Mallorca y abandonó el mundo de la canción, para trabajar entre otras ocupaciones como guía turístico. Sus libros de poemas fueron reunidos en el volumen Poemes, cobles i cançonetes (1994). Póstumamente se publicaron Capellet de vidre (1995), Tampoc el foc (1995) y El món. Paisatges (1997). Como dramaturgo tuvo cierto éxito con El dimoni cucarell (1977) y Gimnèsies i Pitiüses (1983). Como narrador es autor de Les vacances den Jordi (1968) y La ponentada gran (1979). Tradujo el Ivanhoe de Walter Scott al catalán. Con el paso del tiempo, la figura de Guillem d’Efak ha sido cada vez más valorada, difundida y reconocida por los más jóvenes, que recurren a sus canciones y poemas para musicarlos. D’Efak deja de manifiesto en su obra, el amor por su lengua y su tierra.
Este poema ofrece una panorámica sobre la vida del pueblo, casi a vista de pájaro. El autor se detiene en detalles que nos permiten captar los rituales de una vida cotidiana llena de simbología. El léxico, las imágenes, la voz es arraigada a la tierra, nace de ella y crece en ella, hasta convertirse en un poema sonoro.
Con el nombre árabe de Anacrad, esta fortificación fue también parte del lote de Nunyo Sanç en el reparto de las tierras conquistadas a los musulmanes mallorquines. Él la pasó al caballero Pelai Uniç en 1223, cuyos descendientes la conservaron hasta el siglo XVI, momento en que uno de ellos entró en el orden de los jesuitas y donó todos sus bienes a la congregación. La palabra ignacistas o partidarios de San Ignacio de Loyola se convirtió con los años en enagistes, y de ahí viene el nombre actual. En el siglo XX, la torre fue adquirida por el Ayuntamiento y se estableció un taller de picapedreros y carpinteros en prácticas, que colaboraban en la restauración de la torre hasta finales de los años 80. Desde entonces alberga el Museo de Historia de Manacor, entidad que organiza muchas actividades tanto de promoción de sus fondos como de dinamización de la oferta cultural de la comarca de Llevant.
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