Las calles de Palma y del Puerto de Andratx comformaban el paisaje vital de Cristóbal Serra.
Debo al puerto de Andratx, de la costa de poniente de la isla, un montón de experiencias interrumpidas pero nunca olvidadas.
Le debo sobre todo una casa cercana al mar, desde la que contemplé años y años el faro de la escollera y aquella agua ancha de la boca del puerto, que, entre brisas, tenía pureza y misterio de verdadero mar.
[...]
Otras deudas que tengo que enumerar:
El primer salpicón de la ola ligera. Haber desayunado los días de mi juventud con el oreo de la brisa en la frente...
Haber sentido el contacto, tibio o frío, de la espumilla venerable del mar que rodea místicamente las cortezas barquichuelas.
Dar toquecitos a la medusa temblorosa los días reciales de temporal, cuando la rada amanece sembrada de sombrillas violáceas.
Sentir en el tuétano septiembre y la caída de la hoja caduca.
Apreciar el color gris turbio del puerto que el coletazo de la palometa perturba.
“Deudas en voz alta” Diario de signos, 1980
Recitado per Magda Molina.
(Palma, 1922 - 2012). Cristóbal Serra, polígrafo, traductor y profesor de inglés, es un escritor singular que destaca por su imaginación e ingenio. Nacido en Palma en 1922, es autor de una obra admirada por grandes escritores como Octavio Paz o Joan Perucho. Tenía el don del pensamiento y de la palabra, y cultivó muy especialmente el ensayo, la poesía y los aforismos. Según decía, no eligió la lengua de la escritura sino a la inversa: y con un excelente uso de la palabra castellana el escritor se convirtió, como decía también, en un recreador, que hace nuevas todas las cosas.
Cristóbal Serra construyó el país imaginario Cotiledonia, un mundo lleno de personajes y tribus figuradas. Sus novelas son crónicas de viajes en la línea de los viajes imaginarios de Cyrano de Bergerac o Jonathan Swift: Viaje a Cotiledonia y Retorno a Cotiledonia. Son obras llenas de humor, surrealismo y sátira dirigidas a la crítica de la sociedad. La obra de Cristóbal Serra es universal y en ella confluyen los satíricos ingleses, los moralistas franceses, la literatura oriental y autores mallorquines como Ramon Llull y Anselm Turmeda.
El paisaje vital del escritor está marcado por las calles del centro de Palma y del Puerto de Andratx. En Diario de signos describe la etapa que pasó en el Puerto de Andratx para curarse de una tuberculosis. El reposo y la vida tranquila en un lugar de la isla donde no había nada más que el mar y algunos pescadores le dio la oportunidad de leer mucho y sin lugar a dudas fue clave en la configuración de su personalidad literaria.
El antiguo núcleo del puerto se extiende por la orilla derecha y el puente sobre el torrente del Saluet, que drena un prado salobre, con viejos huertos, norias y molinos. El Puerto de Andratx, había sido originariamente un asentamiento de pescadores que se consolidó a partir del siglo XVII, y cobró importancia como puerto de mercancías en el XIX, gracias a la industria jabonera de Andratx. Con la llegada del turismo y el desenfreno constructivo se convirtió en un núcleo turístico, con puerto deportivo y muchos establecimientos hoteleros y viviendas residenciales esparcidas por toda la montaña.
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