MEMORIA DE UN VIAJE
Alguna vez decimos: nuestra tierra.
Palabras escogidas, en tal caso,
palabras de cristal – no las de cada
día: trabajo, mesa, tenedor -,
palabras bien crujientes, calentitas
miman el tintineo del hablar:
palabras
para nuestro buen uso de patriotas.
Y sonreímos, cómplices.
Oíd: yo he visto en los tejados
de la ciudad la lluvia, he visto calles
sin paseantes y con barro; un cine
del sábado, con tufo de sobaco,
tristeza de cansancio y días grises
cobijar en la tarde
de la alta Besalú, villa de condes.
He visto el oro viejo del Priorat;
las llanuras lentísimas del Ebro
color de río y sangre; el silencio
trágico de Gandesa; la miseria
derruida de la ínclita Morella.
A unos hombres he visto
de sangre fatigada,
huesos durante siglos humillados;
unos hombres de ojos cual cuchillos
que miran de hito en hito el cielo amargo.
Estos hombres
no dicen nunca: nuestra tierra.
porque ellos son
nuestra tierra.
Entonces
he recordado enfurecidos riscos,
la luz de los pinares; los montes de la isla;
el aroma aterciopelado
del romero de Formentor.
Ellos, también,
son nuestra tierra.
Publicado por primera vez como poema suelto en la revista Papeles de Son Armadams «Memòria d'un viatge», publicado posteriormente en La terra d'Argensa, 1959
Traducido por Nicolau Dols i Gabriel S.T. Sampol.
(Palma, 1925 – Palma, 1993). Crítico y poeta, Josep Maria Llompart destacó en el impulso de actividades e inicativas culturales y en la defensa de la lengua catalana. Colaborador de los Papeles de Son Armadams, trabajó en la Editorial Moll, y formó parte de la Generació dels 50. Entre los títulos de su obra se encuentran Poemes de Mondragó (1961), Memòries i confessions d’un adolescent de casa bona (1974) y Jerusalem (1990). Además de su obra literaria, publicó obras como crítico e historiador de la literatura.
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