Santiago Rusiñol: Torrent de Pareis
Escorca

Santiago Rusiñol pasó largas temporadas en Mallorca, sobre todo en la Costa Norte, y en este fragmento de La isla de la calma nos describe la Calobra como un paisaje mineral.

Yendo al Torrent de Pareys, al salir la barca del puerto de Sóller, aún hay bosques sobre los riscos; aún algún pino soltario desafía el viento, y deja caer sus ramas justo encima de las olas. Después no se ven más que aliagas con alguna flor solitaria, y al llegar al torrente, nada más. Como si un volcán lo hubiese quemado todo; piedra, y nada más. De arriba a abajo, una inmensidad de piedra. Este Torrent de Pareys lo forman dos acantilados de una altura que da vértigo, y dejan el espacio justo para que pueda bajar la pedriza de esas montañas inmensas. Tantas son las que bajan y ruedan, camino de la garganta del mar, que el torrente no puede engullirlas, y los bloques gigantescos se amontonan unos sobre otros, formando un despeñadero de peñascos, que parece que han caído de un astro.

La isla de la calma, 1922

Traducido por Carme Castells. 

Santiago Rusiñol

(Barcelona, 1861 – Aranjuez, Espanya, 1931). Autor dramático, narrador, ensayista y pintor. Rusiñol en vez de seguir la tradición industrial familiar, se decantó por el arte y la literatura, por la vida bohemia también. Gran conocedor del país como excursionista en su juventud, no sólo a pie sino también en carro recorrió todo el Principado. Finalmente cambió Barcelona por París donde estuvo largas temporadas, acompañado alguna vez del pintor Ramón Casas, que le permitió conocer el impresionismo de primera mano. Se enamoró de Sitges donde llegaría a adquirir el edificio conocido como Cau Ferrat, y organizó fiestas modernistas entre 1892 y 1899. En el mes de febrero de 1893 viajó a Mallorca con algunos amigos, entre los cuales se encontraba el escritor Raimon Casellas. Este primer viaje inaugura el vínculo que Rusiñol mantendrá con Mallorca y del que resultará el libro La isla de la calma (1922). Pasará largas temporadas, solo y también en familia, para pintar, hacer amistades y recorrer toda la isla hasta 1923 en que la visitó por última vez. Entre las descripciones encontramos este fragmento sobre La Calobra, como desembocadura del torrente, descrita como un paisaje mineral, casi lunar, sin vida, con un goteo de piedras desde las cumbres.

 

Torrente de Pareis

Rusiñol escribe una guía de Mallorca emulando a las clásicas, que empieza con su llegada en barco al puerto de la Ciudad, y un recorrido por los lugares de la isla que ya conoce y que más le han agradado. El libro se titula "L'illa de la calma", y en él el autor fabula una tranquilidad tal vez exagerada, que ha sido repetida posteriormente, incluso en cierto tono sarcástico... En el libro abunda la observación contraria al tópico, la impertinencia gentil que hace de éste un título de amena lectura, además de reunir algunas descripciones realmente espectaculares por la suma de sensaciones que consigue combinar. El doble oficio de Rusiñol - pintor y escritor - le llevó al Torrent de Pareis en un peregrinaje casi obligado para un pintor, como tantos otros: Joaquim Mir, Antoni Gelabert, Francisco Bernareggi... Sin embargo, Rusiñol no llegó al extremo de Mir, obsesionado por acceder a lugares inaccesibles y captar las vistas inéditas de cada sitio, sino que captó el paisaje desde el punto de vista pictórico y literario sin dejarse engullir por ellos, probablemente como reflejo de un carácter y formación muy distintos.

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