Los padres de Berenguer d’Anoia eran catalanes, de origen noble de Sant Sadurní d’Anoia y se asentaron en Inca después de la conquista de Jaume I. Esta información relativa a su familia y sus orígenes se encuentra escondida en sus escritos en forma de un acróstico que da.

Berenger d'Anoia'm dits hom

mon paire fo asats prom

En Incha fo mos naixemens

E a Noia naschron mos parens.

Comença le miraylls de trobar o de versificar o de rimar. Car enaixi si hom mjra o regarda sas faysos en vn mirall, tot enaixi pot hom veser e regardar en aquest petit scrit la manera de trobar o de rjmar o de versificar, on cascus se guard que nou vulla scriure o transladar si be nou enten. Car enaixi com hom pot vn mirall leu rompre e greument refer, se pot aquest scrit leu corrompre e greument refer o esmenar.

Don la primera part es del verset

La segona del alphabet

La terça de les figures del metaplasme

La quarta del(e)s vicis qui son squiuadors

La quinta deles colors retòriques ap[ro]uades en trobar.

Mirall de trobar, ca. 1300-1340

(Ca. 1300). Trovador mallorquín del siglo XIV de quien se tienen escasas referencias biográficas. Los padres de Berenguer d’Anoia eran catalanes, de origen noble de Sant Sadurní d’Anoia y se asentaron en Inca después de la conquista de Jaume I. Esta información relativa a su familia y sus orígenes se encuentra escondida en sus escritos en forma de un acróstico.

Escribió Mirall de trobar, una obra sobre los preceptos de la poética, doctrina gramatical y retórica escrita en occitano. Incluye nociones y aspectos sobre el alfabeto, el metaplasmo, los vicios y los ornamentos de la retórica como recursos para el dominio de la métrica, la gramática y la retórica. La poética medieval ostentaba un gran éxito en diferentes círculos, para el cual el trovador, en muchos casos, acompañaba los versos con la composición musicada. La trasmisión oral fue una de las principales vías de difusión de estas composiciones. Berenguer d’Anoia incorpora ejemplos de estudio de versos de trovadores provenzales y clásicos.

El casco histórico de Inca está formado por un conjunto de calles y edificaciones de trazado irregular, cuyos orígenes se remontan al siglo XIV. El urbanismo, con el convento de Sant Francesc y la antigua iglesia parroquial como elementos que configuraron el núcleo inicial, perduró sin grandes cambios hasta principios del siglo XX, cuando la ciudad empezó a crecer y las modificaciones en el trazado se hicieron más evidentes. Las casas señoriales, en su mayoría, barrocas, suponen un número importante dentro de la arquitectura civil, con muestras de bodegas. Ya en tiempos medievales la ciudad de Inca destacó en la manufactura zapatera. Esta práctica y el trabajo artesano de la piel ha perdurado hasta nuestros días, situando la ciudad como uno de los centros relevantes de producción, especialmente en el siglo XX.