En el poema "La Relíquia", Joan Alcover evoca el jardín de su infancia.

Sueño se diría

el tiempo que huyó

de la vida mía

sin estas heridas que al alma le abrió,

sin estas heridas que se abren sin fin

al ver que no mana, ni canta, ni llora

la seca fontana del viejo jardín.

Treinta años de vida cuán pronto han volado;

y aún ha quedado

del árbol, colgado

un trozo de cuerda de la mecedora;

prenda amargadora,

podrido despojo de un mundo arruinado...

Fauno mutilado,

reseca fontana,

jardín desolado

de mi edad temprana.

«La relíquia», Cap al tard, 1909

Traducido por José Vargas Tamayo. Recitado por Antoni Maria Thomàs.

(1854 - 1926). Joan Alcover es uno de los máximos representantes de la llamada Escola Mallorquina. Su vida y su obra se organizan en dos grandes etapas, marcadas por una cadena de tragedias familiares que son determinantes. La muerte de su primera esposa y dos de sus hijos le transforman en el gran poeta de las letras catalanas de la  Mallorca, de principios del siglo XX.

Se había licenciado en Derecho y dedicado a la política, formando parte del partido de Antoni Maura como diputado en Cort. Era un poeta que escribía en castellano, autor de una obra menor: una poesía superficial que imitaba a los grandes poetas castellanos y europeos del momento. La gran crisis personal despertó la voz genuina del poeta, que buscó en la poesía una vía de expresión para su dolor. Desde entonces toma conciencia de que tales sentimientos sólo podían ser expresados con sinceridad en su lengua materna, proporcionando así la expresión más sincera de su emoción.

Tal cambio de actitud coincide con los años de construcción de la lengua catalana, y el autor encuentra motivación en la labor de lingüistas como Antoni M. Alcover, con quien se suma a participar en el I Congrés de la Llengua Catalana, en 1906.

La Relíquia es un poema escrito a petición de Santiago Rusiñol. El luto por el tiempo pasado y por la pérdida de los seres queridos es el punto de partida. El presente desolado le lleva a evocar el jardín de la infancia, con exquisita melancolía.

Joan Alcover es una figura crucial en la “Renaixença”, el movimiento que surge en Cataluña a principios del siglo XIX y que pretende el resurgimiento de la lengua y literatura catalanas tras unos siglos arrinconada. Incorpora los postulados del romanticismo y reivindica el pasado histórico, lingüístico y cultural. En Mallorca, la introducción de las ideas de la "Renaixença" llega a través de personajes como Josep M. Quadrado, Marià Aguiló o Josep Lluís Pons i Gallarza.

Años después aparece el nombre de “Escola Mallorquina” para designar la aportación de los escritores de Mallorca a la "Renaixença", un colectivo que engloba desde los poetas románticos hasta la poesía de 1950. Estéticamente es una poesía que sigue los preceptos clásicos y pone en valor la forma del poema. En su contenido tiene un sentido nacionalista y cosmopolita ya que pretende la integración de la literatura mallorquina con sus singularidades, en la cultura catalana y en las corrientes de las letras europeas del momento. Miquel Costa i Llobera y Joan Alcover son los patriarcas de este movimiento que constituye una época dorada de las letras en Mallorca.